Estamos transitando un difícil período que se traduce en los grandes titulares como “el acuerdo e ingreso del FMI en la Argentina”. A la situación económica fuertemente condicionada de nuestro país, saliendo de la pandemia global COVID-19, se suma el contexto bélico internacional y sus consecuencias económicas mundiales.
Creemos necesario recordar que “el acuerdo” y endeudamiento brutal con el FMI fue generado por el expresidente Mauricio Macri y su coalición de gobierno, de espaldas a los representantes de su pueblo, sin consulta alguna al Congreso: Diputados y Senadores. Y que, además, ese préstamo no fue destinado ni a la industria nacional, ni a la educación, ni a la salud pública; sino que fue puesto en manos privadas que lo fugaron nuevamente. Ese fue el “acuerdo” y desde entonces, tenemos al FMI adentro.
Lo que intenta hacer nuestro gobierno, el Frente de Todos, una coalición pensada estratégicamente en su momento por la líder indiscutible del espacio político que nos representa –y hoy vicepresidenta de la Nación- es negociar las condiciones de ese préstamo, y GOBERNAR para las mayorías.
Lo demás (si Máximo deja la presidencia del bloque, si Cristina habla o calla, si Massa oculta o muestra, etc.) son titulares mediáticos para mantenernos en la silla, entretenidos, o para meter presión y gotas de veneno cotidiano.
Nosotros sabemos que este Frente de Todxs es la única oportunidad, en unidad, de no volver a lo que representa el macrismo con sus diferentes rostros: gente educada en la educación privada y que desprecia la pública, que no se animan a hablar de “patria” ni se saben el himno, empresarios que la roban con guante blanco, y hablan de un futuro queriendo borrar el pasado. Gente que NO.
Para no volver a eso, ni a las alternativas nazis que se autodenominan “libertarias”, la Unidad es el Camino; consigna clara, precisa, a la que hay que sacudirle el polvo y volver a hacer decir lo que dice. Porque no tenemos mucho tiempo para perder y un plazo perentorio que nos vuelve a fijar fecha a fines de 2023.
Hace poco días el Congreso de la Nación fue apedreado, por un grupo pequeño y claramente instruido sobre cuál debía ser el centro y sin demasiado control policial. Entre los destrozos, hay que mencionar el ataque al despacho de Cristina Fernández de Kirchner. Y hace unas horas, circula por las redes el incidente en el que un hombre se acerca para provocar verbalmente e incitar la reacción de Roberto Baradel, dirigente sindical de SUTEBA y CTA, mientras una mujer registra con el celular. Ambas son manifestaciones de un clima social que busca ser agigantado a través de las pantallas y los titulares espectaculares del presunto “periodismo independiente”. Nos quieren ver enojados, molestos, insatisfechos y cerca del hartazgo. Es el viejo método que hace del odio y el miedo las herramientas para la salida individual y el escepticismo político.
No debemos ni podemos caer en esa trampa.
Hacemos nuestras las palabras del comunicado de FEDUBA, que en su declaración de solidaridad con CFK, termina diciendo: “En momentos en que nuestro país atraviesa un profundo debate sobre el rumbo a tomar después de cuatro años de macrismo y dos años de pandemia, denunciamos la escalada de violencia propiciada y amparada por sectores de la política, los medios de comunicación y grupos económicos concentrados. No debemos naturalizar expresiones que atentan contra las instituciones de la democracia y sus representantes. Es imperioso investigar y sancionar a los responsables intelectuales y materiales. Debemos detener la violencia política en la Argentina. Y lo tenemos que hacer ahora. Violencia política nunca más”.
Silvana Franco (Secretaria General ADAI, Secretaria de Cultura CONADU, 13/03/2022)
